miércoles, 6 de enero de 2010

Vivir por encima de las posibilidades




Día de Reyes. Pedro tiene siete años y ha pedido tres regalos. El precio de los tres juguetes suma medio sueldo de Alberto, su padre. El hermano de Pedro, Javi, un año más pequeño, ha pedido también tres juguetes. A pesar de la crisis, y del trabajo que les cuesta a sus padres llegar a fin de mes, los dos hermanos encuentran el día de Reyes en el salón los seis regalos pedidos en la carta a Oriente. Menos mal que los Reyes Magos son mágicos, a sus padres no les hubiese llegado el sueldo para cubrir la demanda de los dos niños.
Los niños han quedado contentos; los padres, quizás no tanto. ABC se hacía eco esta mañana de cómo la crisis es la excusa perfecta para practicar la “reventa de los regalos de Reyes”. Según informaban, un 44% de los españoles recibió las pasadas navidades regalos que no querían, según aparece en un estudio internacional realizado por las consultoras Millward Grown y TNS para eBay.
Un 34% de las personas encuestadas destina la devolución del dinero al ahorro; un 32% lo invierte en comprarse otra cosa, y un 14% lo usa para pagar facturas. También están los que usan el dinero “ganado” en Reyes para comprar los regalos de Reyes de sus familiares y amigos.
Y pasadas las fiestas, llega la cuesta de enero, llamada así por la dificultad de sobrevivir a un mes en el que el sueldo se ha “esfumado” en los primeros seis días. Sin embargo, mañana, jueves siete de enero, los medios volverán a amanecer con noticias donde se cuenten las inmensas colas que se han generado en los grandes almacenes que inician sus rebajas; colas ya vividas en los centros comerciales que han adelantado las rebajas, como son los de las comunidades autónomas de Madrid y Murcia.  
Pero obviamente no es exclusivo de las navidades el hecho de que el español medio viva por encima de sus posibilidades. Quedaron atrás las compras en efectivo, el crédito es el método reinante en una sociedad que sobrevive gracias a las hipotecas y a los plazos. Cualquier propiedad de un precio alto, como un coche o una casa, o un precio medio, como un ordenador, es financiada con plazos, que aunque normalmente aumentan el valor final a causa de los intereses, se convierten en el único modo factible de realizar la compra-venta de productos.
La necesidad de poseer, de ser propietarios de las cosas con las que interactuamos, está asociada a una mentalidad en la que, por ejemplo, no se tienen hijos hasta que no se sepan cubiertos el trabajo y la casa, bienes que en estos tiempos de descenso económico y despidos son muy difíciles de asegurar.
Otra de las causas que habitan tras el hecho de que España viva por encima de sus posibilidades económicas es que aún estamos ante un país donde las apariencias son imprescindibles, donde prima aparentar que se tiene, a tener.
Si es cierto que es extendible a todo el año, épocas como el verano, donde es imprescindible hacer un viaje aunque sea pidiendo adelantos de la paga extraordinaria, o como las Navidades, protagonistas del consumismo desmesurado, el español gasta por encima de lo que gana a fin de, como ya escribía Larra, aparentar:
“Ya lo ves; en todas partes hay máscaras todo el año; aquel mismo amigo que te quiere hacer creer que lo es, la esposa que dice que te ama, la querida que te repite que te adora, ¿no te están embromando toda la vida? ¿A qué, pues, esa prisa de buscar billetes? Sal a la calle y verás las máscaras de balde…”

1 comentario:

Raúl Masa dijo...

Ese ha sido el gran problema.

Es decir, la culpa de la crisis es de quien es, pero los ciudadanos de a pie han puesto su gran granito de arena.

Y todo por eso, por vivir donde a cada uno no le correspondía...