jueves, 6 de mayo de 2010

Jueves

Escribir con prisas. Escribir y mantenerte firme cuando tu mundo se desmorona. La emoción, la felicidad de hacer el trabajo que quieres, pegándose con los golpes de la vida. No quiero. No puede ser. No es justo. Y la vida sigue, y no vale la pena. 

La jornada laboral ha sido, un día más, estupenda. Rueda de prensa improvisada, declaraciones de la directora de la Biblioteca Nacional, y paseíllo de Luis García Montero y Almudena Grandes. Y escribir un despiece acelerado en el que mil datos no me entran y sólo queda cortar.

Pero la felicidad se descompone, es efímera, es cruel, y yo sólo quiero y pienso en coger dentro de un rato un autobús y regresar a casa. Bajar y cerrar los ojos para que todo sea una pesadilla de la que se pueda despertar. No quiero vivir en la realidad.

2 comentarios:

Raúl Masa dijo...

Pero aquí no hay pastillas rojas o azules... al menos nadie me las ha enseñado. Así que solo queda la realidad.

Por cierto, que desgarrado el texto, ¿no?

CrisDurle dijo...

ese jueves ya quedó atrás, ahora hay que mirar hacia delante.